Momento 3
Reflexión
Oportunamente
el texto nos plantea abordar el concepto de capacidad o “discapacidad”, que es
el eje fundamental a tratar, a partir de un confrontación con todas caras de la
moneda que se mueven alrededor del término, ya que hay muchos diversos casos,
desde los físico, fisiológico, mental, entre otros, sus causales y sus
limitaciones y por su puesto desde la multidimensionalidad de cada persona con
alguna discapacidad en particular como por ejemplo, lo que llevan a problemas
de oportunidades y movilidad en una sociedad poco integradora de la diversidad,
hasta los aspectos relacionados con el rechazo a la diferencia y al
reconocimiento de la población con discapacidad como ciudadanos plenos.
Por lo anterior, debemos
obligarnos para abordar este dilema ético, a plantearnos al menos dos interrogantes.
1. ¿Cómo se define el
concepto de discapacidad más allá de lo planteado en los manuales de
psicología, pedagogía especial y medicina?
2. ¿Cómo contribuye
la perspectiva del reconocimiento a dicho esfuerzo?
Es preciso para comprender
estos conceptos, apoyarnos en los modelos para la definición de la
discapacidad: el médico, el social y el de la diversidad de funcionamiento.
Tratar de definir el
concepto de discapacidad es una tarea difícil pues el mismo ha variado en los
últimos veinte años en función de nuevas normativas legales, de diversas
tendencias sociales y, sobre todo.
Kottow (2003) plantea que
la definición de discapacidad puede hacerse desde tres perspectivas.
1. Social: que separa a la población en dos
grandes grupos: los capaces y los incapaces, definiendo de esta forma quién se
ajusta o no a los roles de participación de una mayoría, como por ejemplo la
forma de movilización en una ciudad, el código que se usa para establecer
comunicación.
2. Médico: la cual se interesa menos por la
adecuación social y laboral que por la funcionalidad comparada con los
parámetros fisiológicos considerados normales en la medida que estadísticamente
son los más constantes.
3. Propio afectado: Para Kottow (2003) la tendencia
del colectivo de personas con discapacidad ha sido negar la discapacidad
impuesta por circunstancias sociales y médicas muy poco acogedoras.
El modelo planteado en
esta reflexión, también llamado de la diversidad ha ganado campo en Europa y
aboga por la consideración de la discapacidad como una diferencia en el nivel
de funcionamiento y por la defensa de la dignidad de la persona de modo que
toda persona con un nivel de funcionamiento diferente (discapacidad) debe tener
garantizada su dignidad.
Este cambio de paradigma a
partir de una perspectiva ecológica permite ver el problema de la discapacidad
desde diferentes ángulos y entender que la promulgación de leyes y de programas
de Estado para la protección y atención de las personas con discapacidad.
Ahora, acerca de la Discapacidad y Reconocimiento, hay un cuestionamiento acertado para
llegar a una claridad en este dilema ético:
¿Qué es lo que falta para
una integración plena de las personas con discapacidad que permita el respeto a
los principios/valores de justicia y autonomía?
Una postura plantea que un
acrecentamiento en términos de la autoconfianza, del autorrespeto y de la
autoestima, los requisitos fundamentales de la noción de autorrealización o
vida lograda.
Para lo cual sintetizo el
planteamiento del autor de esta reflexión, de modo que nos ayude de una forma
clara a comprender las necesidades que tiene nuestra sociedad para lograr
afianzar el las estrategias que desde nuestro entorno podemos tomar sobre el
dilema ético en torno a la Discapacidad
y Reconocimiento, lo
anterior a partir
de 3 Estadios Hegelénicos,
ESTADIO 1
Forma de reconocimiento: AMOR, Esta primera esfera del reconocimiento remite al ámbito de las
relaciones afectivas primarias más estrechas que se despliegan en el espacio
familiar fundamentalmente, ya sean vínculos paterno/materno-filiales o de
pareja. El elemento gravitante y unificador entre ellos es la presencia de
«fuertes lazos afectivos»,
Forma De Menosprecio:
Violencia o Violación, especialmente en relación
con la integridad física, las que en la esfera familiar podrían expresarse de
formas tales como:
Maltrato infantil, en sus diversos
tipos actualmente identificados: físico, psicológico, sexual, negligencia.
Violencia de género,
Maltrato hacia los adultos mayores (psicológica - aislamiento). Junto con ello,
la relación entre maltrato infantil y discapacidad puede adoptar tres
direcciones básicas, a saber:
b) La
discapacidad como consecuencia del maltrato infantil.
c) El
discapacitado como actor del maltrato activo y pasivo hacia otros menores.
Si bien es cierto la
complicidad entre discapacidad y maltrato es mucho más frecuente durante la
infancia, por lo cual es preciso considerar:
1. Existe un no
reconocimiento de las necesidades especiales y/o mayores requerimientos de
cuidado y protección por parte de personas con discapacidad.
2. Ligado a ello,
existe un reconocimiento fallido de su condición de sujetos de derechos, más
allá de su condición de personas portadoras de una discapacidad.
3. En muchos casos se
visualiza también un no reconocimiento específico del derecho a la intimidad y
respeto por el cuerpo de la persona con discapacidad. Generando vulnerabilidad
que lo lleva a estar en situaciones propicias para el abuso sexual.
4. La expectativa o
necesidad de autoconfianza no resulta posible en muchos casos de niños/as
discapacitados/as debido a la frecuencia con que cambian de cuidadores, lo que
impide concertar un lazo emocional vital en los primeros meses y años de vida.
5. Experiencias de
menosprecio como las descritas reflejan también un no reconocimiento a su
condición de interlocutores válidos, debido a la carencia de herramientas para
el desarrollo cognitivo al mismo tiempo de contar con instrumentos para una
óptima comunicación.
ESTADIO 2
Forma De Reconocimiento:
Derecho, marca una distancia con el
anterior en muchos aspectos. Sin embargo, les une el que ambos pueden ser
concebidos con referencia al modelo del reconocimiento recíproco, pues sólo
podemos comprendernos como sujetos de derechos cuando se conocen las obligaciones
normativas que se deben cumplir frente al(os) otro(s).
Forma De Menosprecio:
Desposesión, En el caso específico de
esta segunda esfera, la expresión de dicho menosprecio se muestra como
«desposesión de derechos» o «exclusión» en relación con la integridad social.
Ello, en dos sentidos:
En relación con la
discapacidad, otras manifestaciones de reconocimiento fallido pueden ser:
1. La existencia de
un entramado legal excluyente de la diversidad, lo lleva a un no reconocimiento
de la condición a las personas con discapacidad.
2. Ciertos
impedimentos para ejercer determinados derechos producto de la imposibilidad de
manifestación clara de la voluntad.
3. Dificultades en el acceso a una oportuna y adecuada
orientación e información en materia legal, debido a dificultades sensoriales y
motoras.
4. Obstáculos económicos en el acceso a patrocinio para
emprender acciones legales cuando sea necesario. Como reconoce el Banco
Mundial, “las personas discapacitadas tienden a ser las más pobres entre los
pobres...”
Como bien se reconoce en
relación con las diferentes generaciones de derechos, “Históricamente, las
personas con discapacidades no han tenido fortuna en ninguno de los niveles.”
(ONU, 2002: 17).
ESTADIO 3
Forma de reconocimiento:
Solidaridad, La experiencia del reconocimiento se completa
con un tercer estadio en cuyo seno se despliega la valoración social que
permite a los seres humanos referirse de manera positiva a sus cualidades y
facultades concretas.
Forma De Menosprecio:
Deshonra, En cuanto a las formas de
menosprecio en este tercer estadio, Honneth señala la «deshonra», «indignidad»
o «injuria» en relación con la dignidad y el honor; con ello se apunta a una
referencia negativa sobre el valor social de una persona o de un grupo. Sus
manifestaciones concretas.
1. Ofensas infundadas
con publicidad.
2. Falsos
testimonios.
3. Algunas formas
modernas de ostracismo (por ejemplo, el exilio forzado, la pena de
extrañamiento, entre otros).
4. Impedimentos
ilegales y/o ilegítimos para participar en la vida pública (especialmente
visible en contextos dictatoriales)
Como se expresa el no
reconocimiento en relación con personas poseedoras de una discapacidad:
1. Por medio de la
construcción de un imaginario social discriminatorio, reduccionista y muchas
veces implícita o explícitamente vejatorio sobre la discapacidad, frecuentemente
como enfermedad o como sinónimo de incapacidad, y no –por ejemplo- como
diversidad de capacidades.
2. Dicho imaginario
puede también encerrar una falsa integración basada en la compasión hacia un
otro que es visto como carente de capacidades. Denominaciones tales como el
pobrecito, el enfermo, el especial, el excepcional, el anormal son ejemplo de
ello.
3. Existe un no
reconocimiento cuando se niega la diferencia y se erige un discurso hegemónico
sobre la normalidad, frente al cual las “desviaciones” de dicho patrón redundan
en una subvaloración social.
4. A pesar de que las leyes defienden sus derechos, su
acogida a la sociedad será definida, principalmente, por las creencias,
representaciones y percepciones de los diversos actores sociales involucrados.
Frente a este dilema
ético, salen a relucir, algunas preguntas muy precisas con relación a buscar
herramientas eficaces a la hora de lograr un verdadero y enérgico
reconocimiento e inclusión en muchos campos a las personas con discapacidad,
tales como:
1. ¿Qué valores
“incluir” en ese horizonte ético compartido?
2. ¿Qué valores, por
tanto, dejar fuera?
3. ¿Cómo articular
ciertos mínimos morales de justicia con aquellos máximos de vida buena o
de autor-realización?
4.¿Cómo cautelar el
respeto por la autonomía pública y privada?
Al respecto, me permito
expresar atrevidamente un pensamiento sobre los verdaderos DISCAPACITADOS, son
aquellos, empresarios, organizaciones, entes gubernamentales, sociales y
económicos que no tienen la CAPACIDAD, para entender las
muchísimas ventajas y bondades que tiene convivir en todas las esferas que
rodean a la humanidad, y muy por fuera de verse como personas útiles o capaces
para un fin, a aquellas personas que tiene simplemente algún
limitación física o mental, mas no discapacidad. Tendría para nuestra sociedad,
presente y futura, una mejor forma de convivencia en todos los aspectos si lo
comprediesemos de esa forma y de este modo lo que Si debemos hacer es
fortalecer:
1. Capacidad para
auto comprenderse.
2. Capacidad para
fundamentar sus juicios en un diálogo con los afectados.
3. Capacidad para
llevar a cabo, con otros, los proyectos de justicia acordados en común.
Visto de este modo, sería
pertinente re evaluar el concepto de alteridad como elemento clave para
(re)definir la discapacidad desde la ventana bioética.
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